¿Qué es el diseño pasivo y cómo puede ayudarnos a vivir mejor con menos gastos?

La arquitectura pasiva y el diseño pasivo son conceptos que están ganando cada vez más importancia en el mundo de la construcción. En lugar de depender de sistemas activos, como aire acondicionado o calefacción eléctrica, la arquitectura pasiva utiliza elementos naturales, como la luz solar, la ventilación natural, la sombra y el aislamiento, para mantener el interior del edificio agradable.

Los edificios diseñados con arquitectura pasiva suelen incluir características como ventanas estratégicamente ubicadas para capturar la luz solar, techos altos y ventilados para permitir la circulación del aire, y materiales aislantes que mantienen la temperatura interior estable. Este enfoque de diseño arquitectónico es cada vez más popular debido a su eficiencia energética, su sostenibilidad y su capacidad para reducir los costos de energía a largo plazo.

Gracias al diseño pasivo es posible garantizar el confort higrotérmico (temperatura y humedad) dentro de los edificios la mayoría de los días del año. El número de días dependerá de la ubicación y el clima predominante en el lugar, de forma que cuanto más extremas sean las condiciones de temperatura y humedad exteriores – al alza o a la baja – más difícil será lograr el confort mediante estrategias pasivas. Por ejemplo, en un lugar muy frío y con poca radiación solar habrá que pensar en añadir al diseño pasivo un sistema de calefacción, idealmente basado en geotermia u otra energía renovable.

En Jujuy tenemos la suerte de que tanto la ubicación – una con la radiación solar más alta del planeta – como los diferentes climas, permiten aplicar el diseño pasivo a la hora de construir, evitando así la necesidad de disponer de calefacción, aire acondicionado y otros artefactos que consumen energía. Lo que se traduce en una reducción significativa de los costos de energía a largo plazo.

Una de las principales ventajas del diseño pasivo es que puede ser implementado en cualquier tipo de edificio, ya sea una casa unifamiliar, un edificio de oficinas o un local comercial. Además, estos métodos no solo benefician al medio ambiente al reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también resultan en un ambiente interior más saludable y confortable para los habitantes del edificio.

El diseño pasivo se basa en cuatro principios clave: orientación, aislamiento, ventilación y masa térmica. Estos pueden ser aplicados en diferentes grados, dependiendo de las condiciones climáticas y geográficas del lugar donde se va a construir.

1. Orientación

Una de las estrategias más importante utilizada en la arquitectura pasiva es la orientación del edificio. Aprovechando la orientación adecuada se puede maximizar la exposición al sol en invierno, reduciendo así la cantidad de energía necesaria para calentar el edificio. Por otro lado, una buena orientación también minimiza la exposición al sol en verano, manteniendo el edificio fresco sin necesidad de aires acondicionados. En el hemisferio sur la mejor orientación es hacia el norte, acompañada de un correcto cálculo de las protecciones solares para conseguir el resultado deseado en cada caso.

                   

2. Aislamiento térmico

Otra de las técnicas utilizadas en el diseño pasivo es el uso de materiales con alta capacidad de aislamiento térmico. Por ejemplo, la lana de vidrio, el poliestireno expandido (“telgopor”), espuma de poliuretano y otros materiales que ofrecen un alto nivel de aislamiento. Estos materiales contribuyen a mantener constante la temperatura interior obtenida a través de la orientación, la ventilación y la masa térmica. A la hora de diseñar un edificio es muy importante prestar atención a la disposición del aislamiento y a las posibles discontinuidades que se puedan producir en el mismo. Este concepto de “discontinuidad del aislamiento térmico” se conoce como puente térmico.

               

3.  Ventilación

La ventilación es un principio clave del diseño pasivo que permite mantener el flujo de aire dentro de la edificación. Una ventilación adecuada se puede lograr mediante la ubicación estratégica de las ventanas y puertas, que permiten la entrada y salida de aire fresco. Estas también deben ser diseñadas de tal manera que puedan ser abiertas y cerradas según sea necesario para controlar la temperatura y el flujo de aire. Siempre se aconseja elegir aberturas con doble vidriado hermético (DVH) y marcos con baja conductividad térmica, especialmente en climas fríos y cálidos, no siendo tan necesario en climas calientes.

         

4.  Inercia térmica

La inercia térmica se refiere a la capacidad de un material para almacenar calor y liberarlo a lo largo del tiempo. Los materiales de alta inercia térmica, como el adobe y la piedra, pueden absorber calor durante el día y liberarlo durante la noche. De esta forma se mantiene una temperatura más constante dentro del edificio. Estos materiales se utilizan comúnmente en las paredes y los pisos de las edificaciones pasivas.

       

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Por Arq. Teresa Vallejo

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